Fausto Coppi firma autógrafos en El Retiro, en 1959 [Fuente @ArchivoRTVE].

De Fausto Coppi y la Vuelta a España

12 min readMay 29, 2020

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Coppi vendrá a la Vuelta. Recorte de 1955.

Cinco años estuvo la Vuelta tras la pista de Fausto Coppi. Un lustro de atención en el seno de la organización de El Correo para contar en su pelotón con Il Campionissimo, uno de los corredores más célebres de la historia de este deporte, ganador de tres Milán-Sanremo, dos París-Roubaix, cuatro campeonatos nacionales italianos, cinco ediciones del Giro de Lombardia, un campeonato mundial, récord mundial de la hora, dos ediciones del Tour de Francia y cinco del Giro del Giro. Todos esos grandes éxitos que fraguaron su fama, sin embargo, quedaban varios años lejanos en el tiempo cuando Coppi acudió por fin a la Vuelta, allá por 1959. Incluso cuando la Vuelta quería contar con él, renacida ella del olvido. Fausto Coppi, el célebre Coppi, el ídolo Coppi, se quedó a tres días de llegar al final en Bilbao.

El astro italiano optó por la retirada en Vitoria, un día después de la durísima contrarreloj de 62 kilómetros, con Elgeta y Urkiola en el recorrido, en la que se le tomó una de las grandes instantáneas de su paso por la ronda española. Un testimonio gráfico de algo que fue real, pero pasa absolutamente desapercibido en el universo de ‘las tres grandes’. En el Giro se fraguó una leyenda, también en el Tour. En la Vuelta, un ocaso. Con clase, con elegancia, con estilo. Pero ocaso. Si para otros la Vuelta es la primera ronda de tres semanas en la que compiten, o incluso en la que se estrenan, para Coppi fue la última. Coppi, que aún tomaría parte durante esa temporada en otras pruebas, fallecería unos meses después, ya en enero de 1960. Muere el hombre. Nace el mito.

La conocida instantánea de Coppi en la crono de la Vuelta 1959 [Autor desconocido].

Por cuestiones de edades y de celebraciones, ni la Vuelta ni Coppi pudieron entrelazarse en mejores circunstancias. Uno, humano, veterano a vuelta de todo; otra, prueba balbuceante, demasiado inmadura, acaso aún inestable. Su encuentro, al menos, pudo ser. Fugaz. Anecdótico. No el soñado, claro. Pero fue. Con sus particularidades, así figurará en los anales de la ronda española. Fue un 24 de abril cuando Coppi le dijo ‘hola’ a la Vuelta y fue un 8 de mayo cuando le dijo ‘adiós’. Era una carrera joven, sin la tradición de su amado Giro, de su peleado Tour, cuya organización le había venido cortejando desde que la carrera volvió a la vida de cara a 1955: Fausto Coppi, por aquel entonces con 35 años, es uno de los corredores deseados por sus impulsores. Se trabajará con ahínco para contar con su presencia en la selección italiana que toma parte en 1955 y, especialmente, de cara a 1956. Las circunstancias, cuestiones de salud, no son favorables ni en 1957 ni tampoco en 1958. Esa pretensión es un barbecho y la propia luz deportiva del corredor no brilla con la misma intensidad. Pero era Coppi. “Coppi era idolatrado como una estrella del celuloide”, sentencia Euan Ferguson en su Escapadas, editado en castellano por Libros de Ruta.

1956.

En 1959, tras haber negociado directamente en Bilbao con la organización en diciembre del año anterior, mientras también trabajaba codo con codo con Bahamontes para montar un equipo, se concreta de nuevo que Coppi estará en la Vuelta. Ahora es en persona, ni intermediadores ni enviados especiales. La carrera no es la misma, en apenas cuatro años ha evolucionado mucho e incluso puntúa desde 1958 (al principio de forma experimental) para la Challenge Desgrange-Colombo. Coppi tampoco es el mismo y tiene casi 40 años. La prensa también lo asume y lo aborda con respeto. “Por lo que se refiere a los extranjeros, lo más destacado es la presencia del viejo ‘mariscal’ Fausto Coppi, aunque es posible que su participación tenga más fuerza nostálgica que otra cosa”, se aventura en algún periódico cuando habla de la carrera.

Febrero de 1955. “La participación de Coppi asegurará el éxito de la Vuelta”.

Lo cierto es que en 1955, incluso en la recta final del año anterior cuando la certeza del retorno de la Vuelta a España al calendario era absoluta, ya se fantasea con el hecho de verle en España. La nueva organización de El Correo se presenta en sociedad a los medios madrileños en un encuentro en la redacción de Informaciones apadrinado por la Federación Española de Ciclismo que preside Del Caz. Mediados de enero. Allí Alejandro Echevarria cuenta sus ambiciosos planes y en ellos está incluido el mito transalpino. “Fausto Coppi”, escribe en una crónica especial el periodista Ignacio Arroyo allá por el mes de febrero, “va a solucionar el problema fundamental de la Vuelta Ciclista a España: el de las fechas en que se va a correr. Esto había sido el caballo de batalla de la organización de la prueba, hasta el punto de que no estaba desestimada una alteración de las ya anunciadas. Pero la presencia del “campionissimo” aconseja deja las cosas como están”. Se desprende que un pasaje como éste, acaso es mucho desprender, que la figura del italiano pudo influir de alguna forma en las fechas que acabarían siendo habituales durante más de tres décadas.

En 1956 vendrá Coppi…

Pero Coppi no estará en esa primera Vuelta de El Correo, como es bien sabido. Aunque es acabar la edición de 1955 y comienza a hablarse automáticamente de Fausto Coppi como un fijo de la edición 1956. Eso es ‘bueno’, en tanto que la Vuelta, sin decirlo, adelanta la celebración de una segunda edición consecutiva cuando venía de un lustro sin disputarse. Continuidad. En diciembre circulan teletipos del propio Coppi confirmando en su país esa participación en la Vuelta a España. Y en enero, incidiendo, se especifica que capitaneará un equipo formado por Giancarlo Astrua, Giusseppe Buratti, Stefano Gagero, Nino de Filipis, Giovani Fetinati, Andrea Carrera, Giulano Micheloni, Ángelo Coterno y Giuseppe Fabero. El contrato ha sido rubricado e incluso ha conllevado la renuncia a otro, mucho más potente económicamente, para acudir a la Roma-Nápoles-Roma. En algún momento, inclasificable, hasta se habla de que Fausto Coppi va a venir en bicicleta desde su país.

Febrero de 1956: sigo con la misma ilusión que cuando firme el contrato.

En los primeros meses de 1956, sin embargo, aparecen referencias a cierta corriente de opinión en otras cabeceras europeas disconformes, medios que se quejan por las prácticas de la organización de la Vuelta y sus pagos de fijos de salida exagerados. Esto también afecta al italiano. Alejandro Echevarria lamenta esas informaciones, surgidas primero en Francia y luego en Italia, y lo desmiente. Paralelamente en febrero se hace público que Fausto Coppi sufre unas fiebres tifoideas. Incluso L´Équipe, cuentan, adelanta que el suizo Kubler le sustituirá en el equipo. Pero Coppi, en una supuesta conversación con el seleccionador del equipo italiano para la ronda española, Tomás Petrelli, lo niega:

“— En España dicen -manifestaba Petrelli- que no participarás en la Vuelta debido a una complicación en tu enfermedad.
— La prensa puede opinar como guste -fue la respuesta de Coppi-, pero yo sigo con la misma ilusión de participar que cuando firmé el contrato. La flebitis que me atribuyen no la he padecido nunca. Fue, sencillamente, una reacción al suero antitífico que me inyectaron.
— ¿Cómo te encuentras actualmente?
— Completamente bien. El médico me ordenó al abandonar la clínica que cumpliera un mes de convalecencia o menos, según fuera de rápido el proceso de mi recuperación. En consecuencia, pienso y espero iniciar mis entrenamientos del 15 al 20 de marzo, a más tardar, con el fin de participar en la Vuelta Ciclista a España”.

… Al final tampoco participará en 1956.

Su presencia en el pelotón sigue adelante. ¿Con aspiraciones de ganarla? No inicialmente. A dos meses del inicio de la Vuelta, Coppi declara: “Sería para mí muy útil competir en España como entrenamiento para la Vuelta a Italia. Estoy seguro de que los aficionados españoles no me censurarán si participo en la Vuelta solo para probar mis fuerzas y sin planes ambiciosos”. A comienzos de abril se publica que Coppi le ha dicho al comité organizador que finalmente no viene, que no está bien de forma y que no quiere arrastrarse. Una bronquitis aguda le impide afrontar la empresa y cuenta con la orden médica de no tocar la bicicleta entre veinte días y un mes. El propio Coppi se encarga de comunicárselo a la organización vía telefónica, cuentan, con voz lastimera. En el día del arranque de la carrera llega un telegrama desde Italia: Coppi le desea lo mejor a los participantes y a los organizadores. En esa Vuelta se impone Ángel Conterno.

Pedaladas de la Vuelta 1959 por Madrid [Fuente @ArchivoRTVE].

En 1957 se fractura el fémur izquierdo a comienzos de marzo, durante su participación en una prueba en Sassari (Cerdeña); en la prensa se publicará un anuncio de retirada, ahora que va camino de 38 años. En algunas cabeceras españolas pueden leerse desde textos que confían en una vuelta a la carrera hasta otros que asumen la certeza de que sus mejores años pasaron. “De Coppi atrae a todos su extraordinaria personalidad de campeón al que la voluntad y el coraje le han dado los máximos triunfos. Para todos Coppi es un campeón de excepción. Y como tal confiamos en que vuelta a la ruta… sobre la bicicleta”, por ejemplo, entre los primeros. De los segundos: “Coppi puede considerarse ya como ciclista de la reserva. Los años no respetan a nadie; ni aunque uno se llame Fausto”. También será 1958 es un año baldío para estas empresas. A finales, sin embargo, Federico Martín Bahamontes invita a Fausto Coppi a pasar unas jornadas de descanso en España, cacería incluida; una circunstancia que recoge la prensa especulando con la opción de que ambos se unan profesionalmente en un equipo. Durante el periplo, más allá de rumores de fichajes, ambos viajan a Bilbao, donde se reúnen con una empresa para su proyecto común; y también con la organización de la Vuelta.

“La Vuelta Ciclista a España es uno de los principales motivos de mi visita a Bilbao. Bien con un equipo italiano, que pudiera ser el Bianchi, bien con mi nombre ensamblado al de Lube, lo cierto es que creo muy sinceramente que llegaremos a una solución para correr la Vuelta”, cuenta el propio Coppi después de los encuentros. Y prosigue: “Sobre el itinerario, estoy plenamente informado. Creo que su concepción táctica es la más perfecta, dentro de las posibilidades que ofrece la orografía de España; un recorrido lo suficientemente amplio para que, a la hora de la Vuelta, desaparezca el hombre ‘en frío’ y, finalmente, se imponga la triple conjunción de la clase, el poder físico y la dosificación. Sobre el papel, lo conozco tan bien que, incluso, sería capaz de correrla… y ganarla”.

‘Mundo Deportivo’. Enero de 1959.

Ganarla. Miras ambiciosas en ese momento. Alejadas de sus posibilidades, realmente. Y en los meses siguientes se verá. En los días previos ningún medio le da como favorito. Su presencia es abordada con respeto, pero sin una especial atención deportiva. Su nombre no aparece en la encuesta en la que participan todos los directores de las formaciones participantes. Petrelli, director del equipo Italia-Mixto en el que Coppi está enrolado, destaca de su formación dos nombres: “[Michele] Gismondi, que fue cuarto en los campeonatos del mundo, o [Guido] Boni, asimilando las consignas de Coppi”. “Coppi ya no es aquel portentoso atleta”, le definen en La Nueva España. Eso sí, baños de multitudes constantes. Los camarógrafos del NO-DO también le buscan. “Coppi llegó a las once de la mañana y al ser reconocido el público le tributó una calurosa ovación”, antes de la crono por equipos inaugural en el Parque del Retiro de Madrid. O días después, en Tortosa, otra muestra: “Fausto Coppi, el inefable as del ciclismo mundial, con sus gafas negras sobre su larga nariz, es recibido en el estadio con una ovación ensordecedora, al anunciar su nombre por los micrófonos de los altavoces”.

“Fausto Coppi ha sido uno de los corredores más solicitados por los cazadores de autógrafos a la salida de Madrid”, publica El Mundo Deportivo. “Algunos con su máquina de retratar, se han acercado a él para sacar una foto. Nosotros, con Bert, también le hemos solicitado una foto para el archivo y al decirle que era para El Mundo Deportivo sonrió, se quitó las gafas y nos dijo: ‘Recuerdos a Gerardo Fuster’”. El autor William Fotheringham relata brevemente en su libro La pasión de Fausto Coppi (editado en castellano por Cultura Ciclita) qué fue de aquella aventura: “Durante la desastrosa Vuelta a España de 1959, un periodista francés le preguntó a Coppi tras una actuación particularmente floja si se daba cuenta de que estaba poniendo en riesgo su reputación. Él le contesto que era consciente de lo que se jugaba: “He firmado contratos y tengo que cumplirlos. Si hubiera sabido lo dura que era la Vuelta no hubiera aceptado correrla. Hasta ahora he sido un ciclista privilegiado. Todo me resultaba fácil. No sabía lo que era sufrir”.

Coppi deja la Vuelta 1959 a tres días de Bilbao.

Madrid, crono por equipos: 4º; Toledo: 43º; Córdoba: 20º, Sevilla: 76º; Granada: 58º; Murcia: 55º; Alicante: 35º; Castellón: 47º, Tortosa: 38º; Barcelona: 38º; Lérida: 37º; Pamplona: 27º; San Sebastián: 19ª; San Sebastián, crono por equipos: 5º; Vitoria, crono individual: 30º… Estas fueron las posiciones en las que Fausto Coppi finalizó las etapas de la Vuelta en la que tomó parte. Sin acabarla. En la Península no hubo nunca un ‘uomo solo è al comando’. Siempre rodó agazapado. “’El Mariscal sigue sin salir del pelotón”, relata Marca. Sí hubo muchísimo reconocimiento a su trayectoria. Aquella participación fue un homenaje en vida del aficionado español. Esa fue la tónica general: grandes ovaciones a un mito viviente. Y no falta quien aún confía en tiempos pasados. “Coppi nos saluda afectuosamente y le comunicamos las ganas que tiene la afición española de verle actuar como él sabe. Coppi nos dice que sufrió algunas caídas en el Giro y en la Vuelta a Levante, de las que todavía no se ha recuperado, pero que de todas las formas espera dejar todavía bien alto el pabellón italiano antes de que termine la Vuelta”, cuenta tras la citada etapa con final en Tortosa.

Coppi, vigésimo en la etapa con final en Córdoba [Mundo Deportivo]

La crono, con Elgeta y Urkiola, fue su última etapa en una vuelta de tres semanas. Una crono innovadora. “Otro proyecto que toma fuerza y espero ver convertido en realidad es la novedad de una gran etapa de montaña contra reloj hacia el final de la prueba”, había adelantado Luis Bergareche en las páginas de El Mundo Deportivo en enero. Allí Coppi acaba trigésimo. En la general está en la posición 39ª, a más de una hora del líder Antonio Suárez. El final en Bilbao no queda lejos. El Puerto de Alisas y el Puerto del Escudo son las siguientes grandes dificultades orográficas, los dos días siguientes. Pero Coppi no toma la salida en la etapa Vitoria-Santander. Sí acude a la zona de partida, a modo de despedida. Coppi es elegante hasta para el adiós.

La general de la Vuelta tras la crono Eibar-Vitoria, con Fausto Coppi en la posición 39ª [Mundo Deportivo].

Narra el enviado especial Mariano de Córdoba en las páginas de Marca: “En el control, y a última hora, se presentó Fausto Coppi, vestido con ‘buzo’ gris, para decirle al director de la carrera que no podía tomar la salida. El señor Bergareche le interrogó con la mirada, y el gran Fausto le dijo que le dolían muchísimo los riñones. Cuando le autorizó a abandonar la Vuelta, Coppi le pidió permiso para correr el domingo –caso de que hubiera en Roma- un Critérium. Bergareche sonrió, le autorizó y se despidió del campeonísimo. Aclaremos el permiso pedido por Coppi: el director no le autoriza no podía tomar parte en competición alguna, ya que en esa misma fecha todavía se corre la Vuelta Ciclista a España. Una gentileza la del italiano al solicitar la autorización, y un generoso desprendimiento por parte de este director que es Luis Bergareche”.

La agencia Alfil incluso habla en su despacho de ‘ex–campeonísmo’, posiblemente sin comprender en profundidad el planteamiento del concepto original. Y también condensa de alguna forma todo lo vivido aquellos días por Coppi: “Se presentó en la plaza de España, donde alegó que no se encontraba bien y que decidía abandonar la carrera. Creemos, sinceramente, que ha llegado hasta donde podía y más lejos de lo que creíamos. En algún instante esperamos que hubiera sacado a relucir sus cualidades, su genio, su sabiduría en estas lides, pero sus músculos no han estado a la altura de su prestigio internacional. El abandono de Coppi en esta Vuelta a España puede considerarse como todo un símbolo”.

Los deseos, desde un prisma periodístico, de Fausto Coppi.
[Coppi, campeón del mundo; captura extraída de un NODO del año 1953]

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Juanfran de la Cruz

Written by Juanfran de la Cruz

Una vez ejercí el periodismo | Aquí básicamente bicis y zapatillas | cycling | running | landscapes

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